Por Rosa María González Chávez
“Un edificio gótico puede entenderse como un
organismo vivo que crece hacia el sol…”
René Huyghe
El término más aceptado
para lo “gótico” se dice que surgió de los eruditos renacentistas, quienes
pretendían despreciar a este estilo artístico al cual consideraban bárbaro
(godos) y muy inferior, según ellos, respecto
del romano. Esta concepción inicial naturalmente fue desvirtuada con el tiempo,
pues muy lejos de ser despreciado fue sumamente valorado y exaltado varios
siglos después, siendo actualmente halagado, admirado y contemplado como
verdaderamente brillante, simbólico y profundo. Esto se debió a que en el
momento de su surgimiento (Edad Media, siglo XII) representaba un estilo que
rompía radicalmente con los tradicionales estilos de arquitectura, pintura y
escultura occidentales, al gestarse una ideología nueva en torno al
conocimiento del hombre y su búsqueda de la verdad. En este sentido cobraron
mucha fuerza las antiguas ideas de Aristóteles y Pitágoras: Las formas externas
y lo que los sentidos aprecian se considera engañoso, pues muestra tan solo una
realidad aparente o una falsa apreciación de las verdades contenidas en las
formas mismas; nuestros sentidos son el medio por el cual se pueden descubrir
los misterios de la Naturaleza, y solo mediante la Naturaleza se puede obtener
el verdadero conocimiento… Así el caduco idealismo era sustituido por el
naturalismo.
El estilo apreciado en
aquel entonces, el romano en el siglo XII, se basaba en la simetría geométrica
y empleaba básicamente círculos y cuadrados, pero con el gótico el constructor
era un libre geómetra que se valía de más figuras para crear, edificar e
incluso para expresar espontáneamente su gusto por la vida. Podemos notar fácilmente por
qué no se extendió a Italia: simplemente no fue bien recibido y visto con
recelo por "Roma".
Respecto al término
“gótico”, Fulcanelli afirma esto que es bien interesante:
“Algunos pretendieron, equivocadamente, que provenía de los Godos…
La catedral es una obra de arth goth o de argot, dicen los
diccionarios que argot es “una lengua particular de todos los individuos que
tienen interés en comunicar sus pensamientos sin ser comprendidos por los que
les rodean”. Es pues, una cábala hablada”… El argot ha quedado como lenguaje de
una minoría de individuos que viven fuera de las leyes dictadas, de las
convenciones, de los usos y del protocolo, y a los que se aplica el epíteto de
voyous, es decir, videntes, y la todavía más expresiva de hijos o
criaturas del sol. El arte gótico es, en efecto, el art got o cot,
el arte de la Luz o del Espíritu”
(El
misterio de las catedrales).
A los constructores
encargados de las obras arquitectónicas gótico religiosas e incluso algunas
civiles se les denominó “masones” –en efecto son el antecedente de la Orden
Masónica que actualmente conserva el simbolismo constructivo mediante la
plomada, el nivel, la escuadra y otros- quienes tuvieron que ingeniar la forma
de crear espacios con gran altura, luz y colorido, para sobreponerse a aquella
oscuridad y densidad heredada del pasado.
Existía solo un Maestro
Arquitecto por cada obra, el cual en ocasiones al morir era enterrado dentro de
la propia obra. La construcción podía prolongarse durante varias generaciones, por
lo que la primera generación sabía que no la vería terminada; en aquellos
tiempos las obras eran anónimas, y si bien no había protagonismos, si había una
fuerte competencia entre los gremios por lograr las obras más exquisitas y
perfectas, pues era además un oficio muy bien pagado por su calificadísima mano
de obra. A eso se debe que mantenían sus secretos de construcción muy bien
resguardados, pues se trataba de gente muy instruida en varias disciplinas –esoterismo, simbolismo, geometría sagrada, numerología, alquimia,
matemáticas y otras-, además de la destreza en la
belleza y perfección arquitectónica.
De su inspiración surgió el
ideal de representar la espiritualidad y su culto de una manera más real, más
natural y congruente, que la que se representaba dentro y fuera de un lúgubre,
inmensamente pesado y tosco templo católico romano. La idea era hacerlo mucho
más alto, de manera que surgiendo de las entrañas de la tierra se erigiera
verticalmente hacia arriba, hacia el cielo, quitando la densidad de las anchas
y aplastantes paredes antiguas, es decir, hacer que los muros fueran
“desmaterializados”, en otras palabras, que se espiritualizara a la materia
para materializar al espíritu; que la densidad de la piedra desapareciera
haciéndola verdaderamente sutil y sublime, desde la primera impresión en su
conjunto externo. No debía más predominar la oscuridad en su interior, en su
lugar debería darse paso a la luz natural; debía percibirse una atmósfera
sobrenatural que sobrecogiera a quien ingresara ahí, llevarle a un estado
especial de conciencia espiritual que facilitara el contacto de lo mundano con
lo sagrado y lo divino… Que abarcara a los sentidos para conducir esas
impresiones hacia el interior del ser humano.
Debía estar basada en las
proporciones enseñadas por Pitágoras para representar tanto al Universo como al
Hombre, macrocosmos y microcosmos. El símbolo y el número no son solo cifras
sino son expresiones dadas por la Naturaleza y la creación a través de la
proporción áurea (Phi); las razones matemáticas y sus expresiones geométricas
manifiestan la armonía de las cosas creadas, de todo aquello que es material y
que repercute en planos más sutiles, incluso en la música -hermana de la
arquitectura-, y por analogía en la luz y el color, de modo que bien podía
llevarse a cabo esta ecuación entre monumentalidad y bella
ligereza. Esas cifras y símbolos pueden ser principios sagrados y energéticos
capaces de traducirse en lenguaje sagrado y son el vehículo que permite el
acceso al conocimiento universal, trascendente. El edificio debía estar
orientado como aquellos de las culturas más antiguas: hacia los cuatro rumbos
del Universo.
Valiéndose de todos sus
conocimientos, varios sitios eran considerados con cuidado
por el Maestro de la obra, analizando profundamente la geografía del espacio, y
una vez elegido el sitio del templo a construir se realizaba la orientación a
partir del trazo de un círculo (simbólico del Universo) y colocando una estaca
en su centro para que con su sombra pudiera calcularse el Este y el Oeste, de
preferencia durante un equinoccio; así desde su inicio el edificio sagrado
quedaba ligado al macrocosmos. La puerta de entrada estaría en el Oeste (punto
en donde el sol se oculta) y el fondo más profundo al Este (rumbo donde el sol
sale), estableciendo así su eje mayor. A partir de ello se realizaría toda la
obra, cuya base normalmente tendría la forma de cruz (sus brazos hacia el Norte
y el Sur) y culminaría con la portada de la fachada para darla por terminada.
Orientada de este modo, quien ingrese por la
mañana en una catedral gótica, desde la entrada avanza lenta y progresivamente
hacia la sagrada luz que ingresa por la cabecera de la misma (fondo en donde se
encuentra normalmente el altar principal), dejando su profanidad y materialidad
detrás suyo. Incluso desde antes de entrar -pues fueron erigidas de modo que al mirarlas desde el exterior se
entremezclaran con el cielo y expresaban, a quien intuía su igualmente enorme
simbolismo-, todo un Universo, inmenso a la vez que minúsculo e individual, con
todos sus ángeles y demonios acechantes (gárgolas), animales, plantas y otras
muchas representaciones. Pero desde afuera solo puede apreciarse una parte de
lo que espera dentro… Es particularmente en su interior en donde los constructores concentraron todos sus conocimientos y lo
intentaron todo.
Esa inmensidad a lo largo y
a lo alto es sumamente inspiradora, tal altura da una sensación de elevación,
inspiración espiritual y casi ingravidez, que de algún modo transporta a lo
divino, aumentando el sentimiento debido a la intensidad de la luz que se
filtra entre los muros delgados, por las casi transparentes paredes vestidas
con vitrales llenos de simbolismo en su parte superior, a modo de magistrales
pinturas murales elaboradas como un rompecabezas de colores, que permiten
iluminar la atmósfera externa e interna; al atardecer, los últimos rayos del
sol son llevados al interior a través de la Rosa de los Vientos o Rosetón que
se encuentra sobre la puerta de entrada, a menudo con representaciones de
Jesús, El Cristo, rodeado por los 12 signos zodiacales en lugar de sus
apóstoles. Eso no es tan extraño a pesar de que la Biblia indica claramente que
la astrología es una herejía, pues en los vitrales se plasmaban escenas de mitos
bíblicos y la vida de algunos santos, pero también alternando con otros mitos
“paganos”, con los arcanos mayores del tarot, con mitos egipcios y de otras
antiguas culturas, en un sincretismo expresado tan magistralmente que apenas es
notado por quien observa bien, los conoce y los descifra.
Un ejemplo que no quisiera
dejar de mencionar es la pequeña pero hermosísima Saint Chapelle (Capilla
Santa) de París. Esta tiene dos plantas: se entra por la inferior a un espacio
magnífico que deslumbra por el mucho oro que contiene, las flores de lis
doradas sobre las paredes de colores, en donde se encuentran incrustadas además
piedras preciosas, y sus alquímicas columnas negra y roja al fondo, sobre un
piso de cantera labrado con muchos símbolos, el cual duele pisar y difícilmente
se puede apreciar con tantos pies de la gente sobre él; en la esquina suroeste
hay una discreta entrada para subir por una escalera de caracol, que va
conduciendo a uno hacia la planta alta… Cuando se llega a ella, uno queda
completamente impresionado, atónito y sin palabras, pues se ingresa a un
espacio realmente sobrenatural, totalmente rodeado por la iluminación de los
magníficos vitrales que van del piso a las alturas. Uno sabe que no había otro
modo de entrar ahí, simplemente no se puede ingresar directamente a un sitio
como ese… Se requiere de una entrada lenta y un ascenso previo mediante una
simbólica escalera de caracol para llegar a esa luminosidad tan fantástica,
asociado claro a una iluminación espiritual por analogía; si se logra o no, ese
es otro cantar, pero el sentimiento es realmente sublime. La abundante luz
colorida en efecto da un carácter sobrenatural, pues se trataba de representar
al Ser y su relación con lo Celeste.
Se trataba de crear un
estado: quien entrara en una de sus catedrales debía sentirse sobrecogido con
esa exposición grandiosa de luz, luz divina e iluminadora, pero no plana sino
llena de color y que es cambiante con el movimiento del sol, tal como si se
ingresara en lo sagrado y divino, y en cierta forma se hace… es un espacio
sacro sin duda. Recordemos que la luz también está ligada al número.
Se dice que Notre Dame en
París es todo un libro de piedra, del cual hay que aprender a interpretar sus
letras para poder leer todo lo que tiene que decirnos, de otro modo aunque todo
está a nuestra vista no lo podemos ver en realidad y su significado verdadero,
su verdad permanece oculta ante nuestros ojos.
Como estos, hay muchos
ejemplos principalmente en Francia, Inglaterra, España y Alemania, naciones en
las que durante casi 300 años fueron construidas no solamente catedrales, sino
también iglesias, monasterios góticos y uno que otro edificio civil. La primera
catedral completamente gótica fue la Iglesia de Saint Denis, muy cerca de
París, la cual comenzó a edificarse en el año de 1140; este estilo gótico
francés se expandió a otras partes, de hecho a casi toda Europa y entre sus
construcciones más reconocidas se encuentran las catedrales de Notre Dame de
París, Reims, Amiens y desde luego Chartrés con su azul espectacular.
Cualquiera que sea, todo
elemento inferior, material y mundano, queda supeditado a la idea de la
elevación; se creaba a la par una mejor resonancia acústica, para la música
especialmente. De acuerdo con el tercer volumen de “El Arquéometro” de Saint
Yves D´Alveydre, habían capillas y catedrales que eran construidas en
consonancia con una nota o acorde musical en particular, y a partir de esto se
realizaba todo el trazo geométrico. La música que se interpretara dentro de una
de estas catedrales debía a su vez estar en consonancia con la nota de la
edificación, por lo que las partituras tenían que ser elaboradas
matemáticamente (con el apoyo del instrumento llamado arqueómetro justamente),
pues dice: “conforme a este se realizaba
la aplicación rigurosa y exacta de las leyes de la armonía musical, a todas las
artes y oficios de artes estéticos” y lo mismo pasaba con los colores
sobresalientes que eran empleados; todo debía vibrar en perfecta armonía en el
interior.
Plantea Saint Yves que la
música y sus leyes de armonía tienen que adaptarse a las proporciones (mediante
los intervalos y acordes) y a las formas (por las vibraciones de estos mismos).
Las leyes que las regulan son los números, pues de ellos depende la medida de
los sonidos, las proporciones y las formas para lograr así mismo una
arquitectura parlante y musical, inseparable de la construcción y la
elaboración de objetos sagrados y estéticos, lo cual ilustra con algunos
ejemplos, como la Grand Chapelle (Gran Capilla), de la cual afirma que todos
los objetos que contiene, así como vitrales y decoración, están adaptados
exactamente a las notas que se traducen en letras y del cual obtiene incluso el
nombre que la capilla debe materializar, basados en el acorde La-Do-Mi. Por ello
el estilo de cada objeto y su color cambian con cada nombre divino.
Apenas y hemos visto un esbozo de la inmensidad que
requiere el estudio o la simple observación de las catedrales góticas, auténticos libros pétreos de
exuberante belleza que pareciera eterna. Ellas son en sí verdaderas
obras maestras del Arte Real, pero
bien podemos contentarnos aunque sea con tener la oportunidad de algún
día
mirarlas de frente e ingresar en su espacio sagrado por unos momentos,
independientemente de nuestras creencias religiosas (o falta de ellas),
y permitirnos abandonar lo más denso y temporal en nosotros para
transformarlo en
infinito y sublime, simplemente dejando que nuestros sentidos lo
disfruten, y
para así acompañar en su movimiento ascendente a cualquiera de esos
“organismos
que crecen hacia el sol”.
6 comentarios:
Megarchirequete GRACIAS por este interesantísimo articulo sobre la arquitectura gótica. ojalá tuvieran algo del gótico,pero en nuestro país. seria sumamente interesante y fácil de constatar y " leer" sus vitrales fachadas esotéricas. aun así.como dijo Pedro Vargas.....muy agradecido,muy agradecido y muy agradecido.
Carlos Escalera
Mil gracias por tan importante información suministrada, quede maravillada con la definición de lo que es masonería y mas aun la definición de la arquitectura gótica. ojala pueda ir a París para sentir lo que usted quiso expresar por medio de la escritura.
Dios la bendiga
AdrianaG
¡Felicidades! Querida hermana es un artículo excelente.
Tengo por acá en Celaya, un semanario que asociado con un hermano periodista, editamos cada lunes y lo hacemos en vía electrónica. ¿Te interesaría publicar algunos de tus trabajos? Hay completa libertad de expresión y no necesariamente tendrían que ser de masonería. Eso lo decides tú. Ya sabes que podemos escribir de nuestra Augusta Institución, sin hacer revelaciones, así como en este hermoso artículo .
Me avisas por favor y te mando un fraternal abrazo. S.:F.:U.:
Gerardo S.
Interesante articulo, mucho apreciare si me informas que Rito practicas y si me facilitas Bal:. del Gr XXXII y XXXIII.
Horacio B.S.
AGRADEZCO EL HABERME COMPARTIDO ESTA INFORMACION. TENGAN UN HERMOSO DIA. ATENTAMENTE AKETZALLI.
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